Fachada del mítico cine monumental. / Archivo Municipal de Alicante
Amor Alonso
El cine es algo más que un gran negocio. Fue la primera ventana el mundo para millones de personas. El primer medio social de masas que contribuyó a la creación de una nueva idea de modernidad. Era el mayor exponente de ocio para todas las edades, era el rey y, con él, muchos llegaron a amasar grandes cantidades de dinero. Pero perdió su trono frente al avance de las nuevas tecnologías: primero fueron los videoclubs, luego los centros comerciales y, últimamente, Internet y el cine en casa han ganado la batalla por la audiencia.
Para aquellos que vivieron entre los 40 y los 80 el cine tiene un aroma especial (más allá de palomitas y pipas), huele a tardes con los amigos, a grandes y pequeñas películas y sus recuerdos están compuestos por las imágenes de los grandes cines que, con el paso de los años, han desaparecido del centro de Alicante. Pero han dejado huella en la configuración de la ciudad y en la mente de los alicantinos.
La ubicación buscada en todas las salas estaba directa o indirectamente relacionada con el Teatro Principal, que seguía siendo uno de los edificios más representativos de la ciudad. El cine que se convirtió en la representación del modernismo alicantino y en una de las obras más importantes de Juan Vidal Ramos fue el Monumental. Se construyó como teatro en el lugar donde antes estaba situado el Salón Moderno. Su fachada se convirtió en una seña de la ciudad y dentro se encontraban los mismos lujos que en un teatro, poseía incluso palcos. Desapareció en 1975 víctima de la especulación urbanística y más tarde apareció el Nuevo Monumental que no consiguió el mismo éxito que su predecesor y cerró en el 2000.
En los años 40-50 empiezan a triunfar las grandes salas emblemáticas de la mano de los tres empresarios alicantinos que controlaban el cine en la ciudad. Vicente Espadas poseía el Ideal, mientras que Martínez Sánchez se hizo cargo del cine Avenida en la Rambla de Méndez Núñez, además, convirtió un cine de verano situado en Ángel Lozano en el Casablanca. El tercer empresario en el panorama alicantino es Martínez III que inauguró los cines Carlos III y se hizo con el Roxy de Benalúa. Posteriormente, Martínez III abrió el cine Goya en Carolinas.
En este período destaca sobre los demás el Cine Ideal que se ha convertido en el símbolo de resistencia de los cinéfilos alicantinos. Es el único de los grandes cines que aún se mantiene en pie, sólo se conserva la fachada y muchos grupos como Salvem el Ideal luchan por su conservación y restauración. “Algunos intentamos mantener la fachada. Querían construir un parking o una empresa de ocio, el Ayuntamiento debería rescatarlo y crear una filmoteca mejor de la que hay”, asegura Paco Huesca, antiguo dueño de los Cines Astoria.
La última eclosión de cines en el centro de Alicante fue la protagonizada en los 70 por la llegada del empresario de Villena José Pérez García que crea el Chapí. También apostó por el cine Calderón. Por último José Pérez García abrió los cines Alameda en Maisonnave.
Todos los cines estaban en el pequeño Broadway alicantino, todo el ocio de la ciudad giraba alrededor del centro marcado por la ubicación del Teatro Principal. A los cines existentes se les incorporó el cine Astoria en 1979, pero su final fue muy próximo.
En 2000 cierran Arcadia, Nuevo Monumental, Carlos III y Casablanca. El Astoria cerró el 5 de mayo de 2000 (se reabrió y cerró finalmente en 2009). El Ideal cierra en febrero de 2003 y le siguieron de cerca el Cine Arcadia y los Abba 6 (en 2004). Durante un tiempo el centro de Alicante se queda sin cines debido a la clausura temporal del Navas y de los Aana, rescatados por la Consellería de Cultura.
Sólo quedan dos únicos supervivientes de un centro muerto, que ha ido perdiendo la vida cultural y el ambiente propio de una gran ciudad. Sólo queda conservar el poco patrimonio que queda en la ciudad de los años veinte y el gusto por el séptimo arte.
Cine Ideal tras su cierre. /Alicantevivo
Distrito 1 
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